No somos SOLO lo que comemos, somos lo que sentimos, lo que pensamos, lo que nos decimos, y somos cómo nos relacionamos con nosotras mismas y con la comida mientras lo hacemos.
En mi opinión, es necesario mirar a las personas como un todo, con el propósito de que se sientan plenas a todos los niveles: físico, emocional y social, despertando una nueva mentalidad, permitiendo que conviertan sus patrones alimentarios de una manera intuitiva y aprendiendo a tomar decisiones más conscientes sobre su alimentación.
Somos lo que pensamos
Ante cualquier situación yo genero un pensamiento con el consiguiente diálogo interno.
Dependiendo de mi interpretación surgirá un diálogo potenciador o limitante y en función del tipo de diálogo que sostenga en mi mente, tomaré una actitud determinada y así actuaré ante la situación a la que me enfrento.
Somos lo que sentimos
En mis pensamientos se encuentran el origen de mis emociones. Así como pienso, siento, así como siento actúo.
Es lo que llamamos la tríada clave, si quieres cambiar tus comportamientos tienes que cambiar tus pensamientos para poder cambiar tus emociones, así es como cambiarán tus acciones y por tanto tus resultados
No somos SOLO lo que
comemos
Somos lo que pensamos
Somos lo que sentimos
Somos cómo nos
relacionamos con nosotras
mismas mientras lo
hacemos
Somos lo que nos decimos y cómo nos relacionamos con nosotras mismas y con la comida
Si no somos SOLO lo que comemos, cambiar las acciones no funciona a largo plazo, puesto que lo que hacemos viene precedido por lo que nos decimos y por cómo nos relacionamos con nosotras mismas y con la comida mientras lo hacemos.
La transformación comienza disfrutando de tu alimentación, anclándola a emociones agradables que te ayuden a avanzar.
Conocer tus pensamientos y tu diálogo interior, así como tu basurilla mental para poder limpiarla y pensar diferente, sentir diferente y finalmente, conseguir actuar diferente.
Resumiendo, somos mucho más que lo que comemos
Saber diseñar un buen plan dietético y dar pautas nutricionales no es suficiente porque intentar cambiar solamente las conductas y los comportamientos no funciona.
Para conseguir un cambio definitivo en tu alimentación y construir una relación de paz y flexibilidad contigo misma y con la comida es necesario un viaje hacia el cambio de hábitos.
Un viaje de cambio que provoca el crecimiento de tus habilidades personales, en el que exploras y descubres tu alimentación, abriendo tu mente a la creatividad, la independencia y la libertad y en el que el resultado es que aprendes a escucharte, a observarte, a atenderte, a entenderte y a divertirte cuidándote, liberándote de una vez por todas de las dietas.
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